cuerdas

la discusión sobre si confiar en la mente o los sentidos o los sentimientos o las sensaciones o la razón o esas cosas lleva ya millares de años, y cansó un poco, pero de todos modos, no podemos terminar de escaparnos.
pienso esto mientras miro la guitarra. pruebo un acorde de mi, que es bien fácil. suena bien. miro las cuerdas. se ven bien. ¿qué es el bien y el mal? otra que lleva millones de años, pero acá no importa, yo creo que la guitarra suena bien. así que así podría quedarse. sin embargo, me obligo a pensar cuándo fue la última vez que le cambié las cuerdas. no hubo última vez. tiene las cuerdas que trajo del luthier, cuando la compré, hace unos meses. como seis meses hace. y quién sabe cuánto tiempo antes de eso se las habían puesto.
pruebo un mi de nuevo. suena bien. hace al menos seis meses que tiene esas cuerdas, pero suena bien. 
pero yo soy un tipo racional, a quien, además, algunos sentidos le andan bastante mal, así que le cambio las cuerdas.
no termino de ajustar la primera (la sexta) que ya noto que el color es distinto, y el sonido, puf, otra cosa. es algo del otro mundo. es decir, en el mundo de las cuerdas, son dos mundos.
esa cuerda que parecía brillante y que sonaba bien, no brillaba nada ni sonaba nada bien comparado con esta nueva. no me quiero imaginar después que las haya cambiado a todas.
por supuesto que esto invita a repensar el bien y el mal, la teoría de la relatividad, las impresiones, y mil cosas. pero a mí, más que nada, me hizo pensar qué fácil es acostumbrarse a lo que está mal, qué fácil es no recordar o comprender que podría estar mejor, y cuán mejor, y que de a poco se va perdiendo la memoria de la referencia, y con ésta la referencia, y que entonces es muy fácil pensar que algo está bien, aunque no lo está, o suena bien aunque en realidad no, o que brilla, aunque poco, realmente, y así la vida se va corrompiendo de a poco, y si no tenemos la suerte de que venga uno con cuerdas nuevas y nos muestre cómo es que en realidad deberían estar sonándonos las cosas, pues podemos pasarnos la vida tocando con cuerdas viejas, sonando apagados, sin brillo, opacos...