aceptar

nunca tuvimos que aceptar a los gays. o a los negros. o verdes, o qué sé yo. uno no «acepta» que tiene dos brazos, o que está rodeado de aire, o que a veces llueve. es, y nada más, y es tan parte de la vida misma, que no hay ni que aceptar ni que nada.
en mi casa nunca hubo, que yo recuerde, ningún tipo de comentario sobre los gays (reemplace por la minoría que le haga más ruido), ni bueno ni malo. y es que, en cierto modo, tener una postura a favor implica oponerse a una postura en contra. y para eso hay que ser consciente de que, para alguien, por algún motivo, es malo o negativo ser gay. pero yo creo, al menos es mi recuerdo, que en mi casa no había nada de eso.
y no lo había, y esto es muy importante, en la escuela, tampoco. mi maestro de primer grado, mi maestro de tercer grado, (mi maestro de lengua de quinto, yo creo), mi tutor de primer año, y varios más, eran marcadamente afeminados (y ahora sé que fehacientemente homosexuales, varios de estos). pero para los chicos estas cosas no son relevantes, salvo que alguien les diga que deben serlo. para nosotros no eran relevantes. profesores putos, compañeros pobres, y ricos, negros, católicos, judíos, gordos, lindos, feos, tontos, inteligentes, todos juntos. así, como todos pensamos hoy que debería ser, y nos esforzamos por inculcar y promover, así siento yo que fue mi educación, sin ningún esfuerzo.
cuando empecé a tomar consciencia de que existía la homosexualidad fue, de alguna manera, más a través de la ex/implícita homofobia de muchos que por las prácticas sexuales de quienes fuera. como si descubriera un día un grupo de fulanos que piensa que las nubes son malas. algo así.
de modo que nunca tuve que aceptar a nadie. todas estas gentes «diferentes» fueron siempre parte de mi vida, y fueron siempre, en mi mente, igual de buenas o malas de lo que podía ser cualquiera. a los que tuve que aprender a aceptar, realmente, fue a los fóbicos, a los cerrados, a los ignorantes, a los fachistoides,  a los idiotas. a esos sí me cuesta, honestamente, terminar de aceptarlos.