no sé cómo llamarle, es ese momento que no querés que termine, nada más. no es excepcional, tal vez, no es único ni increíble, ni nada extremo, sencillamente, no querés que termine, porque sabés que cuando terminé, no vas a poder reconstruirlo, salvo, penosamente, con recuerdos. y no querés que termine, y en cada silencio temés que termine, y te agitás, y tratás de mantenerlo vivo, pero no importa cuánto lo intentes, va a terminarse, porque es un momento. y después se termina, y te vas a tu casa caminando, pero no sabés ni cómo llegaste, no sabés cuánto tardaste ni por dónde fuiste, la cabeza puesta en cualquier lado, tratando de retener esas imágenes, esas palabras, esas sensaciones, que se te escapan como agua entre los dedos, y al final no te queda otra que aceptar que terminó, y que, como un sueño, es irrecuperable, y que los recuerdos que puedas intentar resguardar no van a ser más que pequeña fracción, una horrible incompletitud, unas migajas, y te preguntás por qué no querías que termine, y si querías que se volviera más, que avanzara, que levantar vuelo, y te respondés que te parece que no, pero que sencillamente no querías que terminara, porque estaba tan lindo... tan lindo como hacía años tal vez que no... y estas palabras serán, tal vez, uno más de esos tontos e insuficientes intentos por recordar, que ese momento fue lindo, como hacía mucho que no...