los homenajes son para los vivos


los muertos están muertos, no requieren homenajes, ni recordatorios, ni nada. somos nosotros los que tenemos miedo de olvidarnos, miedo de que los demás piensen que nos olvidamos, miedo de que si no hacemos algo, empecemos a pensar, o alguien empiece a pensar que empezamos a pensar que esos muertos no eran tan grandes ni geniales como dijimos que eran una vez que murieron, aunque no lo hubiéramos dicho nunca mientras estaban con vida.
yo no digo que me parezca mal, ni que me oponga, pero las cosas por su nombre. los homenajes son para los vivos.
tal vez, sin embargo, sí deberíamos olvidarnos de los muertos. vivir con pesar, con dolor, con remordimientos, con tristeza, con lo que sea que traigan los muertos, no es bueno para ningún vivo, ni ningún vivo tiene necesidad ni obligación de someterse a eso, a no ser por la presión que ejercen los demás.  
hay que poder olvidarse de los muertos. están muertos. cada tanto vamos a recordarlos, por supuesto, pero enn general, hay que olvidarlos.
sin embargo, cuando alguien muere, los vivos se apuran a decir que no van a olvidarlo, y que en algún lugar de sus memorias seguirán viviendo. no es que esté mal, es que eso es lo que queremos nosotros en vida: nadie quiere que lo olviden. pero ese es un pensamiento de vivo, no de muerto. al muerto no le importa que lo olviden, porque no existe, está muerto. pero así como organizamos homenajes para no permitirnos el pecado de olvidarlos, también decimos que no vamos a olvidarlos porque según nuestro criterio, el de los vivos, es lo correcto.

cada uno hace lo que puede con los muertos, pero yo creo que deberíamos permitirnos olvidarlos, si nos da la gana, aunque sea por un rato.