te quejás siempre, a menudo, de algo, de alguien; pero cuando te dan la posibilidad de resilverlo, arrugás.
te excusás en cuesitones que, en principio, suenan válidas. pero la verdad es que son vacías, puras excusas. al final, sos lo mismo que criticás: alguien que transa, que no se pone los pantalones, que en nombre de alguna otra cosa puede enjuagar su conciencia.
por mí está bien, hacé como quieras, de tibios está lleno, dominan el mundo, pero al menos tené la decencia, si alguna te queda, de no volver a quejarte de aquello que apañás.
ustedes dominan el mundo, pero los que lo mantienen en movimiento son otros.